lunes 29 de abril de 2024 - Edición Nº1652

Regionales | 22 jul 2022

BRANDSEN

Una fábrica de quesos agroecológicos, dirigida por mujeres, crece a gran escala en la ciudad

El Abascay es la fábrica de quesos que llevan adelante, desde el año 2000, Rosario López Seco y sus hijas Consuelo, Lucía y Romina Maffía en el campo de Brandsen. “Hoy estaremos vendiendo 10 mil kilos de queso por mes. Las presentaciones son en horma de 3 kilos y porciones de 300 y 500 gramos. Tenemos una tienda online para venta a minoristas y varios puntos de venta, más que nada almacenes agroecológicos y tiendas naturales. Y también proveemos varios restaurantes”, destaca Consuelo al aportar datos de producción, ventas y disponibilidad de productos.


Por: InfoGEI

La Plata, 22 Jul (Por InfoGEI).- La historia de El Abascay arranca en la década del ‘50, cuando Mario, padre de Rosario y abuelo de Consuelo, comenzó con la actividad. El hombre llegó a tener 2 mil hectáreas, 6 tambos, una fábrica de productos lácteos y 10 hijos. Cuando murió, en 1991, aquella fábrica llevaba décadas cerrada, pero los tambos estaban activos ya que luego de la quiebra de su emprendimiento continuó vendiéndole leche a los grandes de la industria.

Según relata la revista Planeta Urbano, tras la muerte de Mario algunos de los hijos siguieron trabajando los tambos y otros se abrieron, pero el negocio familiar siguió funcionando. “Hace más de 20 años que mi mamá está trabajando. Ella tenía otra actividad y después se unió. Después, cada uno se fue independizando hasta que quedó ella sola”, narra Consuelo quien se incorporó en este mundo hace 4 años.

 “Nosotras somos tres hermanas, ninguna había tenido un acercamiento, cada una hizo su vida; yo de hecho me fui varios años a Buenos Aires a estudiar Recursos Humanos. También trabajé en gastronomía. Dije que nunca iba a trabajar con mi familia porque la vi a mi mamá padecer con el campo y con sus hermanos. Yo quería otra cosa para mi vida, pero ahora estoy muy contenta”, dice.

Consuelo cuenta que los animales pastorean todos los días en el campo y su plan de nutrición se completa con alimento balanceado orgánico. “Hoy tenemos 160 vacas, pero llegamos a tener 200, 220”, detalla. “Todo para explotación lechera; la única actividad paralela que tenemos es un gallinero, de gallinas libres que también pastorean a diario y producen huevos; a la noche duermen en el gallinero, pero más que nada por una cuestión de seguridad. Esa es nuestra filosofía”, agrega.

Escala familiar

Consuelo desgrana la estructura de la empresa, que indefectiblemente es también la de una familia abocada a El Abascay. “Mis hermanas tienen un año más que yo, que tengo 34, y son mellizas. Lucía tiene un trabajo aparte, pero se incorporó con el proyecto del gallinero. Lo puso en marcha durante la pandemia junto a Fede, su marido, que además trabaja en la fábrica con nosotros. Y mi otra hermana, Josefina, que es nutricionista, participa más que nada conmigo, armando pedidos, facturando, etc. En total en la fábrica ahora somos 17/18 personas, la mayoría gente de la zona. Y el maestro quesero es Ángel, de Brandsen, que empezó a trabajar con nosotros hace tres años”, describe.

En cuanto al reparto de tareas, sostiene que “yo estoy en la parte comercial y mi mamá más en la parte productiva del campo, es como su actividad principal. También está en la elaboración. Hay 6 personas trabajando en la fábrica pero ella va todos los días. Yo estaba 100% en la fábrica y después me fui corriendo, ahora me dedico más que nada a la parte comercial, y estoy cuando hacemos pruebas o desarrollo de producto, me encanta”.

Reconocimiento en la ciudad

Por estar hace poco en el mercado lograron un reconocimiento destacable, sobre todo entre los cocineros, “empecé a escribirle a la gente, de caradura. Uno de los primeros fue Julio Báez, el chef/propietario de Julia, porque yo había trabajado con él hace unos años. Le conté del proyecto y si le podía llevar unas muestras. Dijo que sí y enseguida empezó a comprar la manteca. Además, él usa nuestra crema, y mucha gente empezó a escribirnos porque la había probado en Julia. También nos ayudó mucho con la difusión el periodista Rodolfo Reich. Y después llegó el boca a boca, empezaron a comprar y recomendar otros cocineros y así fuimos creciendo” manifestó.

Consuelo aporta datos de producción, ventas y disponibilidad de productos: “A groso modo, estaremos vendiendo 10 mil kilos de queso por mes. Las presentaciones son en horma de 3 kilos y porciones de 300 y 500 gramos. Tenemos una tienda online para venta a minoristas y varios puntos de venta, más que nada almacenes agroecológicos y tiendas naturales. Y en restaurantes estamos en Julia, Chuí, 878, Los Galgos, La Fuerza, La favorita, Yiyo el Zeneize y varios más”.

También habla de proyectos, algunos avanzados y otros en vía de desarrollo. Entre estos está la elaboración de un queso con cuajo de alcaucil, que llevarían adelante junto a la Universidad de La Plata (hasta ahora trabajan con cuajo microbiano y fermento liofilizado). Y viene muy bien —está ya en etapa de pruebas finales— un “cuartirolo porteño”, proyecto hecho en conjunto con Julián Díaz, propietario de 878, Los Galgos y La Fuerza. “Es un queso con fécula y agregado de crema. La idea es que se pueda comer en un plato salado y en un postre. El cuartirolo como se hacía antes”, se entusiasma a futuro Consuelo.

El Abascay

La empresa lleva ese nombre, “porque Abascay se llama el arroyo que atraviesa el campo donde se inició mi mamá. Después se mudó de tambo y quedó el nombre. Describe es un poco el concepto también: un proyecto que arrancó hace años y sigue su cauce. La idea es esa: que siga creciendo y transformándose. Entre mis hermanas, mi mamá y yo es como que logramos transformar de a poco algo que ya tenía una estructura en un proyecto con otros horizontes y valores”, concluyó Consuelo. (InfoGEI)Ap

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